Aunque son considerados por como una especie en extinción, nada atrae más a una mujer que la caballerosidad, después de todo, poco vale ser guapísimo si se es un patán. Por fortuna, el caballero no nace, ¡se hace! De manera que con un poco de observación, paciencia, práctica y entrega será sencillo adquirir las destrezas y cualidades necesarias para pasar de un tipo normal a alguien refinado y distinguido.
Lo que se necesita para ser todo un caballero:
El respeto es la base de la caballerosidad; quien aspira convertirse en un caballero tiene que ser respetuoso con quienes le rodean, no solo de las mujeres con quienes le gustaría salir. Su apariencia, debe ser impecable, manejándose con educación y amabilidad. En este sentido, no debe ser visto como un arma de seducción, sino un estilo de vida aplicable en cualquier ámbito en el que se mueva, la meta es sentirse cómodo consigo mismo y valorado por los demás.
Claro, todo ello facilita la meta de conseguir el afecto amoroso, pues pocas cosas igualan a un buen sex appeal que la de un hombre que cuida su imagen, se muestra respetuoso y es educado.
Lucir presentable:
El caballero cuida de su apariencia, por tanto su higiene tiene que ser impecable; pese a que el desodorante, colonia y gel para el cabello son productos de uso habitual, conviene no abusar de ellos, especialmente, si los primeros tienen olores demasiado fuertes. La ropa tiene que estar impecable y ser favorecedora; las prendas elegidas tienen que estar a la altura de la situación y el contexto, nada de estilos llamativos o que hagan lucir ridículos por más a la moda que estén.
¿Cómo vestir?
Lo ideal son los colores sólidos y simples, evitando camisetas con gráficos y accesorios terriblemente grandes, la meta debe fijarse en respetas los códigos de vestimenta conforme a la ocasión, sea que se necesite vestir ropa casual, formal o informal, recordando que conviene más pecar de elegante, que de mal vestido.
La actitud dice más que la ropa:
La buena presencia no se trata exclusivamente de tener buen aspecto, la actitud puede decir más de la personalidad que llevar un traje Armani; en consecuencia, el caballero tiene que saber manejarse en público, evitando acciones ofensivas como eructar, tirarse pedos, utilizar tonos de voz demasiado elevados, embriagarse o estar agarrándose el entrepiernas. Suponiendo que se pierda el control, conviene disculparse en lugar de actuar como si nada.
Manejar su comunicación no verbal:
Tanto para el sex appeal como para comunicarse, los gestos, expresiones, miradas o aspavientos pueden jugar a favor o en contra de causar una buena impresión. La comunicación no verbal representa un gran canal de información pocas veces valorado, cuando la verdad es que tras ser bien desarrollada, resulta bastante enriquecedora.
El saludo:
Estrechar la mano con firmeza y haciendo contacto visual, es la regla de oro del caballero al momento de saludar a otro hombre, evitando parecer desafiante, pues la rudeza y alardeos de masculinidad intentando ser el macho alfa, quedan prohibidos. Respecto al saludo hacia una mujer, dependerá de la situación, no será igual la forma de contacto ante la chica que espera en una cita, que a la jefa de recursos humanos en una entrevista de trabajo.
La mirada y contacto físico:
Los ojos son la ventana del alma, de ahí que la mirada es igual de elemental para un caballero por ser una de las partes más expresiva del cuerpo; fijarla por demasiado tiempo puede generar intimidación o sensación de desafío, pero es igual de erróneo ser evasivo con la misma pese a que, razones sociológicas, los hombres no aguantan tanto la mirada como las mujeres.
Las manos dicen mucho, aspavientos demasiado expresivos, denotan nerviosismo o actitudes agresivas que restan elegancia al porte; respecto al contacto físico ha de limitarse al justo y necesario, nunca crear incomodidad; para ello es crucial evitar hablar dando palmadas, tocando a la otra persona o respetando su espacio.
- Cuidar la educación y el respeto:
Teniendo clara la parte referente al físico y la imagen, toca adentrarse en el aspecto más profundo y valioso: la educación, respeto y valores, tres bases que todo caballero debe llevar a rajatabla indistintamente del momento o con quien se encuentre, pues rendirle culto al cuerpo no le servirá de nada, si es incapaz de manejar las situaciones con su mente. En el apartado, conviene prestar atención a dos pautas elementales: por un lado la puntualidad, y por el otro, mostrarse interesado por los demás.